Hoy en día mucha gente juega al pádel habitualmente. Hace ya tiempo que la idea elitista de jugar al pádel se ha borrado y ha pasado a convertirse en un deporte más de los que practica la mayoría. El aumento de jugadores de pádel amateur en los últimos años nos indica que no se trata de una moda pasajera. Y es que quien prueba, se engancha.
Hay muchas razones para animarse a empezar a jugar al pádel. Os damos 10 que pueden empujaros a probar:
1. La pista a tu alcance. Actualmente la mayoría de los polideportivos cuentan con pistas de pádel e incluso en parques y zonas al aire libre se pueden encontrar canchas para alquilar por horas. Aparte, se han creado en los últimos años gran cantidad de clubes de pádel que ofertan clases y alquiler de pistas. Así que por falta de sitios donde jugar al pádel que no sea.
2. Para todos los públicos. El pádel es un deporte asequible para cualquier persona, desde niños a mayores. Gracias a la sencillez de la técnica básica se aprende a jugar rápidamente. Además, para empezar a jugar al pádel no es necesario tener un estado de forma física de escándalo. Incluso el mayor fan del sillonball verá que puede jugar muy dignamente un partido sin acabar destrozado y se quedará con ganas de más.
3. Es un ejercicio muy completo. Jugar al pádel te ayuda a ponerte en forma y mejorar tu condición física. Se trata de un deporte principalmente aeróbico en el que se entrena el cuerpo en conjunto. Permite quemar calorías y tonificar los músculos, activa el sistema cardiorespiratorio y ayuda a mejorar la agilidad, la coordinación y los reflejos.
4. Equipamiento. Como en todos los deportes, prestar atención al material necesario para practicarlo es clave y cuanto más equipados estemos, mejor. Pero para empezar a coquetear con el pádel tan solo necesitas ropa cómoda y hacerte con una pala, y puedes encontrar algunas a muy buen precio.
5. Evolución. El pádel es un deporte muy agradecido. Conociendo y aplicando las reglas básicas y jugando a menudo notarás rápidamente la evolución en tu juego, algo que entusiasma a cualquiera y anima a querer seguir practicando para mejorar el nivel.
6. En pareja o individual. Lo más común (y desde nuestro punto de vista, lo más divertido) es jugar al pádel en pareja, pero para aquellos que prefieren el juego en solitario también pueden disfrutarlo en pistas de pádel individual.
7. Superar retos personales. Como ya hemos dicho, para jugar al pádel no hay que ser un atleta ni un maestro de la técnica, pero sí requiere una pequeña dosis de concentración y de esfuerzo. Jugar al pádel te ayuda a superarte, a querer mejorar en cada partido, a saber afrontar cuando vas perdiendo y sacar fuerzas para la remontada.
8. La adrenalina de la competición. Cuando llevas un tiempo jugando al pádel, empieza a picarte el gusanillo de querer competir contra otros jugadores diferentes a con los que juegas normalmente. La ventaja es que existen multitud de torneos de pádel para amateurs organizados por clubes a los que te puedes apuntar y vivir la intensidad de la competición. Además de aprender de otros jugadores y disfrutar de la experiencia de sentirte como un auténtico profesional del pádel.
9. Elimina el estrés. Comprobado, jugar al pádel te desconecta de tu rutina diaria y al “meterte” en la dinámica del juego se te olvidan todos los malos rollos acumulados. Expulsando la energía negativa y sintiéndote mucho más relajado mentalmente tras el partido.
10. Es muy divertido. Sin duda, esta es la mejor razón que podemos daros para animaros a probar. Le coges el truco rápido y la interacción con el resto de jugadores le añade un plus.
Jugar al pádel aporta todos estos beneficios y muchos más. ¿Qué más razones se te ocurren?